martes, 14 de abril de 2009

Taller de vestuario 2009

El objetivo de este curso teorico-practico es desarrollar una actitud critica frente al diseño de vestuario teatral para poder comprender su funcionamiento y asi participar de su construccion y realizacion.

Trabajaremos a partir de obras de teatro contemporaneas, obras de danza contemporanea y opera. Los materiales disparadores del trabajo seran textos, videos y grabaciones sonoras.

Veremos tanto los aspectos del concepto de vestuario como la materializacion del mismo, desarrollando todo el camino que realiza un vestuarista profesional: analisis de texto, propuestas de diseño, recopilacion de material, presentacion de figurines, desarrollo de cortes y despiezos para la realizacion, confeccion, presentacion fotografica final.

Desarrollaremos todos los aspectos que hacen al oficio: habilidad manual, sentido artístico , una base de cultura general, un buen conocimiento de la historia de la indumentaria y de la historia del espectáculo,espíritu de iniciativa e interés por los nuevos materiales, capacidad de decisión,facilidad de relación y comunicación con las profesiones artísticas, facilidad de adaptación y relación .

No es necesario conocimiento especifico previo.




Duracion: 6 meses ( mayo-julio, septiembre-noviembre)

1 clase por semana de 3 horas, sabados de 11 a 14 hs o sabados 14:30 a 17:30 hs

lugar: Palacio Mexico, Mexico 1308

matricula: $50 para bibliografia

arancel: $ 120

grupos reducidos




Telefonos: 4382 9949 o 15 58 55 23 79

Dictado por: Cecilia Zuvialde



lunes, 6 de abril de 2009

luisa se estrella contra su casa



actuan: luciana mastromauro, Guido Ronconi, Matias Vertiz, J. Manuel Volkoff
iluminacion: Matias Sendon, Ricardo Sica
Espacio Escenico: Ariel Farace, Cecilia Zuvialde
Musica: Guido Ronconi
Direccion: Ariel Farace


Este espectaculo formo parte del evento VI Festival Internacional de Buenos Aires



Las formas de escapar del dolor

Ariel Farace construyó una impecable pintura de la soledad y lo cotidiano como fórmula de evasión


FOTO

Las formas de escapar del dolorLuciana Mastromauro consigue transmitir profundas sensaciones a partir de una composición sin fisuras de su personaje protagónico

Luisa se estrella contra su casa. Dramaturgia y dirección: Ariel Farace. Intérpretes: Luciana Mastromauro, Guido Ronconi, Matías Vértiz, Juan Manuel Wolcoff. Música: Guido Ronconi.. Espacio: Ariel Farace y Cecilia Zuvialde. Luces: Matías Sendón y Ricardo Sica. En Espacio Callejón (Humahuaca 3759). Sábados, a las 21. Duración: 60 minutos.
Nuestra opinión: muy buena

Hay algo que me golpea. Ocho directores en acción fue el nombre del proyecto que, en 2007, presentó el Festival Internacional de Buenos Aires y donde Ariel Farace mostró un avance de este ahora acabado espectáculo, Luisa se estrella contra su casa.

La experiencia tiene una protagonista particular: Luisa, una mujer que ha perdido a su pareja en un accidente de tránsito, vive en soledad y casi encerrada en su casa. Y sólo dos acontecimientos la mantienen conectada con el mundo real: la radio y la salida a un supermercado. Hay también un vecino que la molesta con su música, pero como esa presencia es perturbadora, ella opta por no incluirlo en su mundo íntimo.

Aun su desgracia personal y su profunda soledad, Luisa se muestra activa; describe su vida con interés y obliga a prestarle una atención extrema y, no porque la mujer haga muchos esfuerzos, sino porque de continuo su vitalidad es arrasadora. Claro que su memoria traerá por tiempos a su pareja muerta y, en otros, sus diálogos con el polvo limpiador poseerán una creatividad inusitada. Luisa está anclada a ese tiempo personal que la convierte en entrañable. Su debilidad es una señal intensa pero es tan reconocible que no hay manera de escapar de ella. Es un hermoso personaje.

Discurso cotidiano

Ariel Farace completa y mucho su texto en la puesta en escena y, hasta esa escenografía funcional -una casa construida con cajas de cartón- que ha diseñado junto a Cecilia Zuvialde, es de una fuerte elocuencia: suma múltiples discursos cotidianos y es conmovedor observar a esos seres cuando las paredes de la casa se abren y la platea los va descubriendo.

Los intérpretes conducen la acción con mucha fluidez. Cada uno aporta a su pequeño mundo un valor dramático especial, ya sea por la pequeña acción que le toca jugar o por su manera de relacionarse con la protagonista. La conducta que construye Luciana Mastromauro (Luisa) es muy definitoria. Puede transmitir un profundo dolor desde un costado alegre y cargado de vida. Eso la tornan verdaderamente intensa y esto, más allá de su relato. La fuerza que carga internamente es extremadamente inquietante.

Carlos Pacheco






Obra con dramaturgia y dirección de Ariel Farace

La obra Luisa se estrella contra su casa, con dramaturgia y dirección de Ariel Farece, es una amable invitación a observar las epifanías de un personaje que rebalsa ternura por donde se lo mire.
Farece construye un relato en el cual los temas de la pérdida, la aceptación, la soledad y las relaciones con el otro, son tratados a modo de un cuento en donde la fantasía y lo increíble se entrelaza de tal manera con la realidad que incluso llegan a convivir sin problemas en un mismo plano. Lo maravilloso de la obra es que no se sabe bien si lo cotidiano invade la fantasía o viceversa, lo cual hace que nos encontremos frente a un universo singular, que de a poco borra todas las barreras que uno intente poner y nos envuelve.
Mucho tiene que ver el registro de actuación del elenco. Es interesante como lo actores se han despojado de todo atisbo cotidianeidad: su modo de hablar, su manejo del cuerpo, su relación con el otro y con el espacio, le permite instalarse en ese curioso plano que propone la obra. Se percibe que los actores han creado un código de juego que disfrutan plenamente. Luciana Mastromauro nos entrega uno de los personajes más calidos y conmovedores de los últimos tiempos, que promueve una singular empatía con todo aquel que se cruce en su camino. Los muy buenos trabajos de Matías Vértiz como de Juan Manuel Wolcoff logran que de cada uno de sus personajes emane un halo de irrealidad. Y Guido Ronconi, amen de ejecutar (también es el autor) la sensible música que acompaña la obra, transmite a través de su gestos y sus posturas una triste soledad.
El diseño escenográfico (Farace – Cecilia Zuvialde) es estupendo. Es un claro y nítido ejemplo de cómo crear lo fabuloso a partir de la utilización de elementos cotidianos. Es notorio como lo espacial, como un personaje más, es plausible de transformaciones y cambios que lo llevan a reestructurarse continuamente.
Las luces de Matías Sendon y Ricardo Sica, crean climas en que se suspende todo indicio realidad/irrealidad. Para ello no han necesitado ninguna parafernalia técnica sino una sensibilidad en armonía con el hecho escénico.
Luisa se estrella contra su casa es calida, tierna y por sobre todo es un hecho teatral maravillosamente sensible.

Gabriel Peralta

miércoles, 1 de abril de 2009

body art







El Kafka/2008

lucidez








Autoría: Guillermo Arengo
Actuan: Blas Arrese Igor, Martina Garello, Ezequiel Gelbaum, Mariana Moreno, Javier Pedersoli
Vestuario: Cecilia Zuvialde
Escenografía: Cecilia Zuvialde
Diseño de luces: Ricardo Sica
Fotografía: Marieta Vazquez
Diseño gráfico: Marieta Vazquez
Asistencia de escenografía: Joel Drut
Asistencia de dirección: Marigela Ginard
Prensa: Carolina Alfonso
Dirección: Guillermo Arengo


Guillermo Arengo se consolida como director

Condensación, melodrama, parodia y delirio en una propuesta que tiene como eje un cuarteto musical en el que brilla Blas Arrese Igor



El director eligió un espacio abstracto que remite al universo disco

Lucidez. Autor y director : Guillermo Arengo. Diseño de luces: Ricardo Sica. Diseño de Escenografía y vestuario: Cecilia Zuvialde. Asistencia de dirección: Marigela Ginard. Con: Blas Arrese Igor, Martina Garello, Mariela Della Vecchia, Ezequiel Gelbaum y Javier Pedersoli. En Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556, Viernes, 21. Duración: 45 minutos.
Nuestra opinión: muy buena

El universo dramático de Guillermo Arengo sobresale en una escena en la que muchos de nuestros jóvenes creadores han seguido demasiado de cerca la estética de sus maestros. Arengo, muy por el contrario, parece haber encontrado un espacio propio al conjugar sus preocupaciones existenciales con una forma muy particular de producir sobre la escena una mirada tanto sarcástica como paródica.

En obras anteriores como Circuito para gente artificial se encuentran los orígenes de una mirada profundamente desesperanzada sobre la humanidad, o la existencia al menos. La base filosófica encuentra puntos de contacto con producciones anteriores, pero lo interesante en Arengo es que las formas estéticas elegidas para la representación van cambiando con el tiempo. En aquella obra, por ejemplo, apelaba a una especie de futurismo pauperizado o tercermundista. Aquí, muy por el contrario, intenta rescatar y poner en primerísimo primer plano la dimensión emocional de los hombres, al mismo tiempo que los ridiculiza en su posibilidad de llegar a extremos que, no por crueles, dejan de ser patéticos.

Crisis creativa

Desde una perspectiva temática, Arengo compone un universo en el que la creatividad está en crisis debido a la desarticulación del equipo creativo. Y no deja de ser interesante pensar esto en relación con cierta mirada crítica del teatro porteño de los últimos años.

Aquí no se trata de teatristas sino de un grupo musical llamado Lucidez, que está en pleno divorcio artístico. Sus cuatro integrantes están frente al último día en el que estarán todos juntos. Poco se sabrá del destino de alguno de ellos, y cuando se ofrezca algún dato, el espectador tendrá que ponerlo en duda. Uno de ellos, el protagonista, está sufriendo una profunda crisis creativa a la que únicamente podrá hacer frente recurriendo telefónicamente a un profesional que vaya preparándole, según pide, algún tipo de sustancia química que calme las sensaciones. La estética elegida para esta primera parte es claramente la del melodrama sólo que estará distanciado y parodiado.

Arengo eligió como formato escénico recurrir a un espacio lo más abstracto posible. Unas cuantas sillas (algunas con un mecanismo oculto que será usado en el segundo acto) y un decorado que con brillos remita a cierto universo disco le alcanzará para depositar a estos seres. Un teléfono con un cable inmensamente largo adquirirá lentamente protagonismo ya que él le permitirá al espectador diferenciar los momentos oníricos de los que no lo son, ya que la obra trabaja intencionalmente con la ambigüedad como sistema comunicativo.

El espectador nunca tendrá muy en claro la zona dramática en la que se encuentra, ya que los sueños se alternan con la vigilia en una sorprendente continuidad, a la par que en términos estéticos el realismo se verá afectado, en el segundo acto y con la brillante aparición de Blas Arrese Igor, con una dosis de delirio más que importante.

La iluminación y el vestuario, a cargo de Ricardo Sica y Cecilia Zuvialde respectivamente, colaboran junto con la escenografía para dejar que quienes verdaderamente se luzcan sean los actores. Arengo, sin descuidar el texto, suele depositar gran parte de la responsabilidad en su elenco. Aquí se destaca fundamentalmente Ezequiel Gelbaum, autor de la banda, que es quien evidencia la imposibilidad de seguir creando; se encuentra muy bien secundado por todos sus compañeros.

Pese a ser un espectáculo que en apariencia es de pequeño formato, Arengo logró condensar, en los pocos minutos en los que transcurre, un trabajo estético importante junto con una concepción irónica del universo artístico.

Federico Irazábal